Leyendas sobre orquídeas en diferentes culturas
Existen numerosas leyendas sobre las orquídeas distribuidas en diferentes culturas y por todo el mundo. En muchas de ellas se les otorga un crecimiento auspiciado por los dioses, y, en otras muchas, se las vincula con el deseo erótico o la actividad sexual.
En la mitología griega, los Cosmosandalon, (Zapatito de dama), era la flor favorita de Deméter(diosa de la agricultura) y ésta flor crecía por donde la diosa paseaba. Parece que la flor nombrada no era otra que la Orquídea Ofhris Ferrum-equinum, encontrada más tarde por Desfontaines en los alrededores de Corfú.

La India también tiene su propia leyenda para explicar la existencia de la Orquídea azul por excelencia, la Vanda coerulea.
La Diosa Ailoe, huyendo hacia las montañas , escapando de los invasores, fue dejando girones de su túnica azul celeste y plata en las espinas de los zarzales, y, como eran rastros divinos, se convirtieron en flores cerúleas que más tarde los hombres llamaron Vanda Coerulea.

También conocemos otra leyenda de la isla de Java, según narra el botánico holandés Blume: una Diosa, de belleza extraordinaria, cubierta con un precioso manto de seda, se apareció a los indígenas para inspirarles sentimientos elevados, pero éstos, la persiguieron para violarla, hasta hacerla huir a las montañas. La diosa furiosa regresó extendiendo su manto sobre la tierra para acabar con las cosechas y matarlos. Al ver su furia, los hombres suplicaron perdón y le rogaron protección bajo su manto divino.
Ella, les mostró su manto celestial una vez más antes de volver al cielo.
Pero, algunos fragmentos se habían quedado enredados en las piedras donde el velo había sido extendido, y, poco a poco, fueron germinando hojas semejantes a la seda del manto de la diosa. Así se conservan esas Orquídeas joyas, denominadas Macodas Petola: de preciosas hojas satinadas, verde claro con matices purpurinos, adornadas con dibujos amarillos que parecen lentejuelas de oro.

Cuenta una leyenda asiática, que en el principio de los tiempos, los seres humanos y los dioses convivían en igualdad de condiciones, en la meseta tibetana, nació Hoan Lan, una hermosa niña de increíble belleza. Según la niña crecía, lo hacían al tiempo su belleza y su vanidad.
Muchos jóvenes de su aldea le declararon su amor llenándola de regalos, únicamente para obtener su total desprecio. Los dioses deciden castigarla haciendo que ella se enamore de un sencillo pastor (Mun Cay)que la desprecia en cuanto se acerca a él.
La joven no desiste en su empeño y pide ayuda a una bruja para conseguir que el chico se enamore de ella.
La bruja, amenazada por los dioses, sigue con el castigo a Hoan Lan y convierte al chico en árbol. La chica destrozada permanece junto a él sin importarle nada más.
Al final los dioses se apiadan de ella y convierten a la chica en una hermosa flor que conserve la inigualable belleza de Hoan Loan, y la cuelgan de las ramas del árbol para que permanezcan juntos. Así explican el origen de las Orquídeas epífitas.
Encontramos más y más leyendas repartidas por todo el mundo……………………………
Historia de las Orquídeas. Lo que sabemos de ellas a través de los años.
El filósofo griego Theophrastus (300 años a.C.) es reconocido por muchos como el primer botánico por su manuscrito «Indagaciones sobre las Plantas», en el que describe algunas orquídeas del Mediterráneo y les da el nombre genérico de Orchis (en griego) que significa testículo, por la similitud con la forma de los pseudobulbos reservantes de agua de muchas especies de Orquídeas.

Esta similitud en su aspecto afianzó la creencia de que éstas plantas, la Orquídeas, eran potentes afrodisíacos, e incluso, llegaban a influenciar en la concepción, para que el niño fuera varón.
Todavía en la actualidad, en países de Oriente medio se consumen pseudobulbos de orquídeas (previamente lavados, desecados y convertidos en polvo) como afrodisíaco.
La Iglesia Católica consideraba a las orquídeas como el alimento de Satanás, y que las orquídeas impulsaban al hombre a los excesos carnales.
El Jesuita Athanasius Kirchen en 1665, afirmaba que las orquídeas no producían semillas, sino que éstas plantas, brotaban del semen perdido del emparejamiento de los mamíferos. ¡Toma ya!
En cambio, en China, las orquídeas ya habían sido dibujadas y descritas científicamente unos cientos de años antes de Cristo, con algunos grabados en los que aparecen reproducciones de alguna especie del género Cymbidium, como el C. ensifolium.


En China las flores en general, siempre han tenido un papel muy relevante en la culttura. Las orquídeas en especial son, desde muy antiguo, símbolo de riqueza, pero también de buen gusto y de armonía. Regalar una orquídea en China sigue siendo sinónimo de amistad y deseos de equilibrio en el hogar.
En 1737, las orquídeas son rescatadas de la superstición por Carl Linneo(el padre de la botánica, tal y como la conocemos actualmente) en su obra Genera Plantarum. No solo «organizó» y clasificó con un único nombre todas las especies botánicas conocidas hasta ese momento, sino que sentó las bases para que hoy día su clasificación siga vigente.
¿Quieres saber cómo llegaron las Orquídeas a Europa?
El interés de los europeos por las orquídeas despertó en 1731 cuando floreció la primera orquídea tropical del Nuevo Mundo, la Bletia Verecunda, en Inglaterra. La noticia fue tan importante que dio lugar a destacados titulares en la prensa y a la celebración de grandes fiestas en la isla.

El verdadero empuje por el conocimiento de las orquídeas lo dio Lindley, Profesor de la Universidad de Londres, al publicar su famoso libro “Género y especies de las plantas orquidáceas” en el año 1840. Después de las expediciones de Jean Linden a Brasil, México, Venezuela y Colombia de 1835 a 1845 fue que se pudo apreciar el verdadero valor ornamental que poseían las bellísimas flores de los países tropicales.
A finales del siglo XVIII se desató en Europa la fiebre por las orquídeas. Fue una locura. Se establecieron viveros simulando el clima tropical e inversionistas movieron ingentes sumas de dinero patrocinando “cazadores” de orquídeas que viajaron a Asia y a Sur América en busca de nuevas especies de orquídeas que viajarían hasta Europa con el fin de ser expuestas y vendidas a la aristocracia europea (por grandes sumas de dinero).
Estas expediciones duraban varios meses en mula a través de los Andes y meses en el océano, por lo que muy pocas de las orquídeas sobrevivían. Por algunas especies raras se pagaban grandes sumas; hay registros de una orquídea cotizada en 3 000 libras esterlinas, que significaba un poder adquisitivo que hoy se podría equiparar con 65 000 dólares americanos. Gracias a estos precios, algunos empresarios se volvieron millonarios en pocos años.
Tener orquídeas en casa se convirtió en un signo de riqueza y prosperidad entre la aristocracia inglesa, hablar sobre orquídeas y conseguir nuevas especies demostraba su estatus social y su refinada cultura.
Fue un alud de depredadores. No se respetó nada: se talaron miles de árboles valiosos para obtener las orquídeas, se destruyeron bosques para evitar que los competidores alcanzaran sitios donde crecían especies únicas, se recolectaban toneladas de plantas que llegaban podridas o agostadas a su destino, después de una larga travesía en barco.
Así es, la inmensa mayoría de las plantas llegaban muertas o en muy malas condiciones, pero el precio de venta de las orquídeas supervivientes hacía que las expediciones continuaran durante años.
James Veitch fue un eminente naturalista, famoso horticultor inglés, perteneciente a una familia de empresarios de viveros, que estableció la exposición anual “Chelsea Flower Show” que reunió a los más importantes coleccionistas y empresarios de orquídeas del mundo. Veitch movió miles de millones de libras esterlinas y financió el descubrimiento de innumerables especies de orquídea, por lo que mereció ser nombrado caballero y figurar entre los más notables especialistas en este ramo a través de todos los tiempos.
A principios del siglo XX la era de la orquideomanía llegaba a su fin. El costo de mantenimiento de los invernaderos era extremadamente alto.
En algunos casos se requería hasta 7 toneladas de carbón al día para mantener las condiciones tropicales necesarias en los inviernos crudos de Europa. Con la carestía energética, agudizada por la Primera Guerra Mundial, se dificultó el mantenimiento de un orquideario.
La locura por las orquídeas terminó de un golpe con la detonación de una carga de explosivos que puso el duque de Devonshire en sus templos de vidrio.
Con la depresión de 1929, el cultivo de orquídeas a gran escala definitivamente pasó a manos de empresarios comerciales.
Recién en 1904 se descubre que la semilla de la orquídea requiere de hongos microscópicos (micorizas)para que estos le surtan de la alimentación necesaria a fin de que la semilla, carente de féculas, pueda germinar.
El francés Georges Morel descubre cómo reproducir vegetativamente las orquídea en el año 1956.
Esta técnica, hoy día perfeccionada, permite reproducir y multiplicar las orquídeas a base de una célula de la planta tomada del rizoma, de una hoja o inclusive de un pétalo de la flor. Con esta técnica denominada meristemación se pueden obtener más de 100 000 plántulas en menos de un año a un costo total de menos de 5 000 dólares.
Las células son divididas y multiplicadas por ultravibración y de cada nueva célula brotará una nueva planta que guarda exactamente las mismas características de la planta original. Así, por ejemplo, una planta premiada que florece justo el Día de la Madre es multiplicada miles de veces en el laboratorio y el empresario puede firmar contratos a futuro asegurando la entrega, a la fecha indicada, de miles de flores cortadas de características iguales a la foto del catálogo.
Datos de Interés
Los ingleses en viaje al Brasil para recolectar líquenes, musgos, etc, después de haberlos acondicionado, estuvieron escogiendo hojas apropiadas para envolverlos, se fijaron en ciertas plantas de hojas duras y carnosas con bulbos llenos de agua, que indudablemente protegerían del viaje el objeto deseado y procedieron a cortar un gran número de ellas; así, simplemente como un envoltorio de protección llegaron las primeras orquídeas Catleyas a Inglaterra.
Un inglés de apellido Cattley, se puso a cuidar los pedazos de la «planta envoltorio», y se quedó atónito cuando al cabo de pocos años vio florecer la primera orquídea Catleya. Fue un acontecimiento y en premio a su cuidado fue llamada con su nombre: Cattleya y como era distinta a las otras orquídeas hasta ese momento encontradas, pues su pétalo central (labelo) era de gran tamaño, se denominó tipo Labiata. Así vivió la primera Labiata para el viejo mundo, la flor que revolucionó la floristería y por la cual se han gastado millones de dólares para cultivarlas en los países invernales.
Los ecólogos de los países industrializados, deciden en 1976 firmar en Washington el Tratado Internacional de Protección de las Especies en Peligro de Extinción (CITES) en el cual, además de algunos animales, del sinnúmero de familias de plantas solo se incluyen las orquídeas, los cactus y las euforbias.
En el caso de las orquídeas son tantas y tan numerosas sus especies conocidas, (por no hablar de la gran cantidad de hibridaciones producidas por el hombre que salen al mercado cada año), que es materialmente imposible definir exactamente cuántas especies de Orquídeas existen.
Además los botánicos reclasifican continuamente algunas especies agrupando sus similitudes y características en otras familias, lo que imposibilita al mayor experto estar al día con sus nombres, clasificaciones y reclasificaciones. Pero este «escollo» lejos de desanimar al buen coleccionista, le da más fuerza para seguir indagando y profundizando en este amor imparable por la Orquídeas. ¿Qué tienen estas plantas que nos vuelven locos?
Empecemos por sus increíbles técnicas para adaptarse al medio donde habitan, su ingenio para reproducirse, y, por supuesto sus bellísimas flores. Grandes, pequeñas, coloridas, perfumadas, diminutas, extrañas, evocadoras, delicadas,………….podríamos seguir añadiendo adjetivos hasta mañana y seguirían siendo pocos.