Pues así es, VITAL, con mayúsculas, exclamaciones, y a grito en cuello. Es Vital señor@s absolutamente VITAL.
Cuando nuestra phalaenopsis: empieza a perder color en sus hojas, tira la flor prematuramente, está «bailona» en la maceta. En fin que no está bien del todo, «no se muere, pero no tira» me dicen una y otra vez en la tienda. «Yo la riego como dices y tiene luz, pero la veo «modorra»»
Yo siempre contesto:
-«Es el momento de sacar la maceta de plástico y revisar las raíces»
– «ay, no qué miedo»
-¿miedo? ¿ miedo por qué?
Y ahora hago un inciso melancólico sentimental pero que espero que te sirva de ejemplo:
Recuerdo cuando tuve mi primer hija, y la enfermera te trae esa cosita chiquitita y hermosa, ya limpita y vestidita, con el ombligo sanguinolento y con la pinza aquella que abulta más que ella; y tú te dispones a cambiarle el pañal. AYYYYYYYY no sabes de dónde cogerla, cómo sujetarla; esa pinza sanguinolenta que se mueve para todos lados y te da un yuyuuuuuu. AAAAAAAAAAY
Pero lo haces, lo haces, y es posible que al principio no salga perfecto y le pongas el pañal medio suelto, la siguiente se lo pondrás más apretado (porque se le ha salido toda la caca y no veas la que has armado), pero tras un par de meses ya la puedes cambiar encima de las piernas, sentada en el banco del parque, o donde y como haga falta ¿por qué?
Pues sencillamente porque le has perdido el miedo a no saber tocarla, sujetarla, tratarla, a hacerle daño……………….y tú y sólo tú eres la mejor madre o padre que pueda tener y probarás y modificarás tu forma de actuar hasta que lo hagas perfecto, y sin pensarlo.
Pues nuestras hijitas phalaenopsis están esperando que aprendamos a tratarlas, a ser sus mejores cuidadoras, y a perderles el miedo para darles todos nuestros mimos y cariño.
Y sí, al igual que con los bebés, por mucho que leas al respecto y por mucho que te expliquen, debes….TIENES que hacerlo tú, para pasar a otro nivel de interacción con tus orquídeas y empezar a comprenderos.
Ya veis, hoy va de eso mi post, de la confianza, de no tener miedo y de actuar en lugar de lamentarnos. De no echarle la culpa a la planta, sino actuar para ayudarla a adaptarse a nuestra casa y que pueda regalarnos toda su belleza, sólo con un poquito, muy poquito; de ayuda de nuestra parte.
Hoy te traigo como ejemplo una de esas orquídeas Phalaenopsis debilitadas que me trae una amiga, «a ver si mis manos la reviven» dice.
¿Mis manos? no, mis manos no, sino la confianza y el cuidado necesario para que ella ponga de su parte y tire para adelante. Dependerá de las fuerzas que le queden a la pobre phalaenopsis y que ella luche para recuperarse o se rinda (como cualquier enfermo) y de si hemos llegado a tiempo para tratarla y no sea demasiado tarde.
Apartir de ahí ¿cómo la ayudamos? Pues abonando, ofreciéndole un lugar iluminado y sin sol y saludándola de vez en cuando para que sea consciente de que estamos pendientes de ella……………..como cualquier otro ser vivo.
Vamos a empezar por observar las fotos ¿vale?

En esta primera imagen ya vemos que las hojas están débiles y con un color más claro de lo normal, además al tacto les falta un poco de tersura, no llegan a estar lacias pero tampoco duras y turgentes como deberían.
Las varas florales han perdido su flor (al parecer prematuramente), en un aviso de la planta de que no se encuentra bien y queriendo llamar nuestra atención.
No sé si percibís también que le falta tierra, está muy suelta y «bailona»

Seguramente aquí veis mejor la falta de sustrato e igualmente vemos dos cosas claras:
- el aspecto de las raíces (que para verlas bien es por lo que llevan macetas transparentes) es bastante malo. Se ven débiles y secas. No hay ninguna aparentemente sana.
- la hoja más vieja, la primera del cuello vegetativo está muy dañada y será mejor retirarla.

¡Manos a la obra! Sin miedo y poco a poco vamos a retirar la maceta y el sustrato para sanear las raíces.

Suelta poco a poco el sustrato adherido a las raíces y ve despacio revisando de una en una, en nuestro caso en cuanto las tocamos, el velamen (como si fuera la piel protectora de la raíz) de prácticamente todas las raíces se desprende, pero algunos de los hilitos (las verdaderas raíces no están secos y confiamos que sean suficientes para alimentar la planta.
En este caso la maceta estaba limpia, pero si al sacar la orquídea aprecias hongos o algo de moho, lava bien la maceta con agua y jabón aclárala bien y luego ya puedes volver a utilizarla.
Ay, la pobre apenas tiene raíces sanas, las que quedan después de limpiarla son muy débiles y están medio deshidratadas. Pero no vamos a perder la esperanza, vamos a darle la oportuniad de intentar recuperarse.
Aprovechamos para retirar el tapón de musgo donde los cultivadores reproducen las orquídeas. Este es un tema controvertido también. Cuando estás buscando información sobre orquídeas por internet, hay quien lo trata de «asesino» o le echa al tapón de musgo toda la culpa de l deterioro de su orquídea.
No voy a entrar hoy en discusiones, simplemente en mi opinión, cuando transplantamos o cambiamos el sustrato de las orquídeas (que siempre es el momento de revisar una a una las raíces, sí que lo quito, pero no saco la planta «de propio» para retirarlo.
¿Cuándo hay que hacer la revisión y limpieza de las raíces?
-Si la planta está enferma o se está debilitando ¡Es el momento!
-Si vas a transplantarla o a cambiar el sustrato.
-Si no lo ha precisado antes, cada dos años.
-Si no es necesario, preferiblemente cuando la planta está en periodo de reposo, es decir, preferiblemete después de la floración.
Bueno aquí os dejo el vídeo con el paso a paso, espero que os sirva para quitaros el miedo de revisar de tanto las raíces de vuestras phalaenopsis.
Y hasta aquí todo por hoy, nos «vemos» en los comentarios, mientras tanto ¡sed felices! Chao, chao