¡Hola de nuevo! Hoy quiero volver a la carga con una planta de interior, que no sólo es hermosa, elegante y muy decorativa, sino que es Súper pero super fácil de cuidar. Lo que la convierte en una buena adquisición para empezar a tener plantas en casa e irnos acostumbrando a cuidarlas.
Las Zamioculcas provienen de Sudáfrica y Kenia y se caracterizan por formar largos tallos de alargadas hojas alternas, que además poseen un intenso verdor y brillo natural.

Requieren muy poca agua y, sobre todo, poca cantidad cada vez. Es decir, riegos escasos y no muy frecuentes. El principal truco para mantener bonita esta planta es regar cada dos semanas aproximadamente y nunca tenerlas demasiado mojadas o encharcadas.
Una buena práctica es, de vez en cuando, llevártela a la ducha y mojar bien todas sus hojitas y tallos para refrescarla y limpiar bien el polvo.
Su época de crecimiento va de marzo a septiembre y es durante estos meses que debes abonarla para ayudarla a mantener los nutrientes necesarios.
Prefiere lugares luminosos, pero es tan popular porque la pobre se conforma con casi cualquier emplazamiento. Es decir, aguanta en lugares poco luminosos siempre que la riegues menos todavía. Con más luz crecerá más rápido, con menos luz crecerá muy despacico, pero allí la tendrás impertérrita desafiando altivamente a la falta de luz.
En cuanto a temperaturas, su ideal es entre 16 y 28ºC (mira como yo ;)) aunque aguanta perfectamente temperaturas muy superiores (en estas ocasiones a regar un poquico más). Eso sí no le gusta nada el frío, así que por debajo de los 14ºC empezará a quejarse, incluso si el frío la pilla con demasiada humedad pudrirá sus tallos como te muestro en este vídeo.
Puedes plantarla en sustrato universal con un buen drenaje o mezclar sustrato universal y sustrato para cactus.
Esta planta es una superviviente nata, puedes reproducirla desde esquejes de tallo, esquejes de hoja y también por separación de mata.
Curiosidades:
Es una planta muy previsora y guarda agua tanto en sus carnosos tallos, como en la raíz. Forma unas gruesas «patatas» entre sus raíces donde acumula agua y nutrientes para prevenir épocas de escasez.
Característico de las Zamioculcas es que deforman totalmente las macetas en las que se encuentran (si son de plástico) ya que las llenan completamente de raíces potentes y gruesas. Si mantienes abonada tu Zamioculcas no es necesario que la transplantes cada año, sino más bien cuando compruebes que necesita más espacio para crecer y sostenerse (cada 2 ó 3 años suele ser suficiente). Eso sí te las verás canutas para sacarla de su maceta porque se agarra con uñas y dientes, posiblemente tendrás que cortar la maceta con una tijera.

En esta útima década se ha ido popularizando tanto por su facilidad de mantenimiento como por su porte elegante. Aparece en todas las revistas de decoración y cada vez es más fácil de conseguir.

¿Pero sabías que antes de ser tan popular había gente que buscaba las Zamioculcas para limpiar el aura de las casas? Algo así como limpiar el ambiente de «malas vibras» y demás.
Reconozco que yo soy bastante escéptica para estas cosas, pero oye, si además de aportar oxígeno al aire (como todas las plantas, nunca les agradecemos esa impagable labor) además nos limpia de posibles malos rollos no sé qué más le podemos pedir. ¿No crees?
Anímate a tener una en tu casa si es que no la tienes ya. Hasta el próximo post, ¡sed felices!